TC Regional

HAY EQUIPO

Pablo Romero se metió entre los mejores diez de la GTB y planifica el 2022 buscando el podio.
El piloto quilmeño siempre de la mano del inagotable “Papa” Romero trabaja tras el Gran Premio Coronación con el fin de encontrar la potencia necesaria en el Ford que llevará este año el #17 en sus laterales.
 
Dejando de lado la superstición, Pablo confía en tener su mejor temporada que lo tendrá seguramente como uno de los representantes del ovalo, y al respecto nos decía “Después de un parate de más de un año y medio, en 2021 volvimos a las pistas con grandes expectativas y con la firme idea de andar entre los 10 y lograr mejorar el rendimiento tanto del auto como el mío.
 
En la carrera de octubre tuvimos un traspié tras romperse el motor a raíz del desprendimiento de la bomba de aceite, eso nos obligó a armar un impulsor nuevo, pero este no tenía el potencial necesario para ser más competitivo. De todos modos, durante el 2021 logramos mantenernos dentro de los diez y lograr dos séptimos puestos que hasta ahora fue mi mejor resultado en la GTB, además de eso, siempre estuvimos entre los mejores Falcon de la divisional.
 
Este 2022 nos encuentra trabajando desde el día siguiente de la última carrera. Encontramos un buen camino en el chasis, por ende, toda la energía está concentrada en recuperar la potencia del motor. Papá Romero está trabajando de forma minuciosa revisando cada elemento, seguramente se hagan grandes cambios en el motor.
 
Por cuestiones personales no voy a poder iniciar el campeonato en la primera fecha, así que lo que queda de aquí a abril es realizar varias pruebas de banco, con diferentes elementos, además buscar algo mas de confiabilidad probando algunos carburadores y finalmente hacer una exhaustiva prueba final en el rolo de los primos Sberna @mwd_sberna_racing.
 
No soy supersticioso en cuanto al #17, que use en los chasis y me trajo enormes alegrías.
Por su puesto siempre agradecido a papá Romero por la perseverancia y pasión por lo fierros que me transmite día a día. Mi agradecimiento para mi hermano Sebastián, para el amigazo Martín Valente, y para toda la familia que siempre me está escuchando hablar y hablar de esta locura.
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