
Diego Roso trabaja en su Chevrolet para estar presente en la fecha doble en La Plata

Pero a pesar de eso la sonrisa junto a sus hijos y allegados, sumado a una inmensa cantidad de abrazos y saludos que colmaron su box, dieron muestras de felicidad en el “Chivo”.
Trabajando junto a la familia Monje para el episodio doble que se pondrá en juego los próximos 7 y 8 de Septiembre en La Plata, y con su habitual simpatía, Roso nos sintetizaba:

El objetivo, lo vertebral y realmente importante se cumplió y con creces, que fue volver a un fin de semana. Después de tantos años, de no querer pisar un autódromo en una fecha del Regional porque “dolía” no estar, por decirlo de alguna manera.
Volvimos, y fue hermoso ver el mismo clima y solidaridad de cuando fue protagonista y directivo. Mantener eso no es sencillo. Hay un ADN del TCR, pero transmitirlo a los que vienen, y que el respeto y las ganas de ayudar a tu compañero de pista se mantengan, es una tarea difícil.
Hoy trabajamos mucho en el auto para la próxima carrera.
Realmente hubo que ponerse el mameluco y meter mano a fondo porque había varias cosas que revisar, cambiar o arreglar, pero ya estamos en carrera, y eso nos genera una felicidad tremenda, porque el equipo se contagió todo esto y la manija que tenemos es general.
Ojalá podamos plasmar tanto trabajo y dedicación con un buen resultado, para agradecer a los chicos, a mis hijos, mi esposa, y a la familia Monje por tanta dedicación y esfuerzo “


